La cantaora andaluza explora su lado más delicado con ‘Al trasluz’, anticipo de una nueva etapa en su carrera. Puedes comprarlo en AntoniaEs.lnk.to/AlTrasluznd
Hay momentos en la carrera de un artista en los que necesita explorarse a sí mismo, profundizar en su interior para extraer lo mejor de sus capacidades. Es un proceso no siempre indoloro por el que acaba de pasar Antonia, más que una promesa, toda una realidad del cante jondo, que se reinventa con el estreno de Al trasluz, que ya está disponible. La cantaora de Huércal (Almería) canaliza su arrolladora personalidad hacia una música sofisticada, capaz de bordar joyas como este adelanto del que pronto se convertirá en el primer EP de la etapa que comienza.
Ya no es Toñi sino Antonia, y ese cambio sintetiza la madurez de una artista con un consolidado prestigio en el universo del flamenco, que ahora explora nuevos caminos con el bagaje de su amplia experiencia. “Me siento más Antonia que Toñi, y eso resume esta nueva etapa”, confiesa. Esas ganas de explorar se plasman en unas canciones en las que ha trabajado con los músicos, productores y compositores David Santisteban y Riki Rivera. Al trasluz es una delicada joya en la que sobresale la voz ahora contenida de Antonia, con unos arreglos sofisticados, un estribillo cautivador y un piano que gobierna toda la canción. Es solo un avance de las muchas sorpresas que deparan los nuevos temas de una artista curtida en el flamenco. “Es como asomarme al mundo exterior, descubrir que puedo salirme de lo estándar, renovarme”, describe Antonia.
Nacida en una familia gitana de tradición jonda, la almeriense se decide a romper los estereotipos, sean étnicos o de género. Si es necesario, interpretando un tema que profundice en un tema presuntamente tabú en el mundo gitano como es la homosexualidad. La biografía acerca a Antonia al lado más severo de la existencia. Se crio hasta los ocho años en una cueva en el Cerro del barrio de las Zorreras, para mudarse más tarde a un bloque de viviendas de protección oficial en el marco del plan de erradicación de la infravivienda, donde, ya en una comunidad heterogénea, valoró y buscó la diversidad en todas sus formas.
A los 13 años tuvo que abandonar la escuela para hacerse cargo de su casa, en el seno de una familia que, con 12 tíos por parte de madre y 9 de padre, se convirtió en un valor fundamental en su desarrollo. Por ahí llegó al flamenco, guiada principalmente por su hermano mayor. Su andadura profesional comenzó en 2007, cuando empieza a trabajar con compañías de gran prestigio internacional. Así fue como recorrió el mundo: Italia, Hong Kong, China, Portugal, Liechtenstein, Arabia Saudí, Marruecos, Países Bajos, Francia...
En 2009 resultó ganadora del Premio de Cante en el X Concurso Jóvenes Flamencos Federación de Sevilla, lo que le permitió realizar gira en solitario y cambiar su residencia a Sevilla. Este Al trasluz que ahora presenta es su primer tema publicado desde que en 2012 –año en el que fue premiada con la prestigiosa Venencia Flamenca– presentara el álbum Dame la mano, aclamado por la crítica especializada. El arraigo que Antonia siente por Andalucía es genuino, pero no le impide interesarse por otras partes del mundo, viajar, leer y aprender sobre temas muy diversos. Antonia entiende su identidad gitana y andaluza como un punto de partida y un espacio al que volver constantemente con influencias de otras culturas, para hacerlo más amplio y rico.
El nuevo proyecto musical que ahora arranca es otro paso más hacia lo desconocido, para salir de su zona de confort y habitar un espacio que le permita crecer y aprender, haciendo una música más difícil de definir pero sin perder la identidad y el misticismo de su origen.
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