Nací en Barranquilla, Colombia. Mi padre es de ascendencia italiana y mi madre, colombiana de raíces vascas. Barranquilla es una ciudad llena de folclore, música, baile y ron. Una ciudad donde la música nos hace vivir a diario, donde está uno de los carnavales más importantes del mundo. Son la alegría de un país que vive con dolor de sangre. Desde temprana edad mostré talento por el canto, la poesía y la música. Después de una experiencia traumática, que implicó un cambio de colegio, tuve un golpe de suerte que me permitió dedicarme a las artes; además, mi tío se de-dicaba a la música en esa época y me enseñó técnica vocal, canto y guitarra. En este colegio pude desarrollar todas mis aptitudes artísticas: el canto, la música, el baile y la poesía.
Empecé cantando en el coro de la iglesia y en cualquier evento, como comuniones, bodas y eventos culturales. Jamás olvidaré la última canción que canté en una boda: Destino, de Ana Gabriel. Ahí terminó mi carrera musical, de momento, porque mi padre se enteró, me fue a buscar a la boda y me sacó casi a rastras. ¡La mentalidad siciliana!
Luego empecé a trabajar a muy temprana edad como modelo, porque mi padre se negaba a que me dedicara a la música y a cantar. Estudié tres años y medio de Medicina y uno de Microbiología industrial. Hasta que en un evento de Johnnie Walker, una mujer se acercó a mí para proponerme participar en el concurso de Miss Mundo Colombia, donde quedé entre las 5 finalistas. Además, gané el premio de canto con la canción Vivo por ella, de Andrea Boccelli y Martha Sánchez; allí se perdió mi playback y tuve que cantar a capella.
Entonces decidí irme de casa y dedicarme a la interpretación, la presentación de pequeños pro-gramas de televisión, la publicidad y las pasarelas. Me fui a la capital absolutamente sola, sin apoyo de nadie, pero nunca tuve miedo. Estudié dos años en la escuela Estudio XXI de Paco Barrero, una de las más importantes dedicadas a las artes escénicas e interpretativas en Colombia.
Buscando más experiencias y queriendo conocer más mundo, decidí irme a México para seguir aprendiendo. Fue una época difícil; siempre se me dio bien cocinar y tuve que convertirme en cocinera en un restaurante colombiano. Ahorré suficiente dinero para realizar mi sueño: grabar un disco, pero desgraciadamente me estafaron y nunca salió.
Regresé a Colombia sin perder la ilusión de cantar, tuve muchos percances, pero eso no me detuvo. Estando allí me hablaron la escuela de Juan Carlos Corazza, que se encontraba en Madrid, así que viaje rumbo a España solo para hacer las pruebas. A la semana siguiente me llamaron aprobando mi acceso. ¿Y ahora qué? A mudarse a España, otra vez sola, sin amigos y sin ayuda, pero vine a Madrid y empecé a estudiar con los pocos ahorros que me quedaban. En ese trance encontré unos pocos amigos que me apoyaron. Nunca los olvidaré.
Por esa época hice también un casting para la película Proyecto Dos, y me eligieron. ¡¡No me lo creía!! Así conocí a un productor de cine y música que me dio toda su confianza. Empezó el reto: cantar 4 o 5 horas al día, escribir mucho, y horas y horas de grabación para sacar un disco lleno de alma y pasión. Por fin se había logrado mi gran sueño, pero ahora faltaba lo más difícil, ¡lanzarlo!
Tengo la maleta llena de sueños... Comienzo un viaje sin límites. Disfrutemos por el camino....